¿Quiere hacerse pasar por soriano?

¿Cuál es el verdadero cogollo de la ciudad? ¿Dónde se esconde? ¿Dónde guardan los sorianos recuerdos de la infancia, la adolescencia y la edad adulta? Sin duda, en el vasto y hermoso parque que está en pleno centro, cuyo nombre oficial es Alameda de Cervantes. Bonito nombre, ¿verdad? Sin embargo, nadie lo usa y todo el mundo lo llama la Dehesa (frecuentemente en dos sílabas, “la Desa”). Que quede entre nosotros: “la Desa” es la joya de la ciudad, muy querida por todos los vecinos. ¡E incluso tiene un puntito de parque botánico!

Si tienen tiempo y ganas, dense un paseo junto al Duero hasta la ermita de San Saturio (s. XVIII), construida sobre roca. La caminata es muy agradable y relajante por cualquiera de las dos márgenes, pero quizá sea más bonita por la izquierda, al otro lado de los puentes.

En contraste con otras ciudades castellanas, Soria no cuenta con una imponente catedral, pues esta se ubica en el Burgo de Osma, a 55 km de distancia, más conocido entre los sorianos como “el Burgo”. De ahí el nombre de la diócesis, Osma-Soria. Para compensar, en la capital está la concatedral de San Pedro y también muchas iglesias interesantes, casi todas románicas y, por tanto, hechas a escala humana. También destacan el palacio renacentista de los condes de Gómara y la iglesia del Mirón, del s. XVIII sobre base románica, cuyo interior sorprende por insólito, de estilo churrigueresco. La iglesia soriana más conocida es Santo Domingo, sobre todo por su famosa fachada, pero, otra vez entre nosotros, la iglesia románica con más encanto es San Juan de Rabanera, tan bonita como sobria.

La calle principal de Soria se llama el Collado, siempre llena de gente. Como anécdota, durante el período 1936-1979 tuvo el nombre de un general y, cuando recuperó su nombre tradicional, surgió un curioso debate sobre si llamarla “el Collado” o “el Collao”, que refleja la pronunciación popular. Lo crean o no, durante algunos años en la placa de la calle se leía “el Collao”.

Los alimentos más conocidos de Soria son la mantequilla y los torreznos. Las dos variedades más frecuentes de la mantequilla son las llamadas “salada” y “dulce”. De hecho esta última no es otra cosa que una mezcla muy bien presentada de mantequilla con jarabe, y por eso hay gente que la toma directamente con cuchara… En cuanto a los justamente famosos torreznos, hay que decir que, como es natural, no todos los bares hacen torreznos realmente buenos. Lo mejor es pedir consejo a los nativos.

Y, por último, si han llegado hasta aquí, merecen saber otro secreto: la ciudad no es llana, sino que tiene muchas cuestas. El camino del centro a la sede del congreso no es una excepción, por lo que es recomendable subir por la calle con menos cuesta, que es la calle Caballeros, aunque al final les esperan unos treinta escalones. Otra posibilidad es la calle Morales del Espino (en la puerta de piedra junto a las cuatro estatuas y el “fuego eterno” delante de San Juan de Rabanera), y después a la izquierda por la calle Santo Domingo de Silos. Pero eviten las calles Alberca o Fueros de Soria si no tienen buenas piernas.

¡Feliz estancia!